Volvemos a nuestro querido Gil de Biedma, de nombre como el mío. Para que veáis que nunca quise atacarle...
Sólo es cariño... como el cariño (con tintes nostálgicos) del que no habla Jaime al invocar la juventud, soñadora, enérgica en contraposición a la cruda realidad, "la verdad desagradable" en el gran teatro de la vida.
Unos versos que fluyen rítmicamente; unos versos tristes, derrotistas pero que se alzan, humildes, ante la derrota para reconocer la gran fragilidad de todo lo humano.
¿Es eso un triunfo?
"Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos.
Envejecer, morir, eran tan solo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma.
envejecer, morir
es el único argumento de la obra".
martes, 17 de julio de 2007
Contra Jaime Gil de Biedma
No se asusten, queridos lectores. No se asusten. ¡Dios me libre de atacar a don Jaime Gil de Biedma!
Mi título es, simplemente, la reproducción de uno de sus poemas. Un texto irónico, duro, cruel, que habla del amor en pareja. Del paso del tiempo, de la degradación, del miedo a sufrir, a perder la intimidad... en definitva, de un amor que con los años no es amor, sino servidumbre.
Me apetecía un texto de este poeta, en homenaje a un gran amigo... que me lo descubrió.
"De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación —y ya es decir—,
poner visillos blancos
y tomar criada, renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colemena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?
Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.
Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
—seguro de gustar— es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.
Si no fueses tan puta!
Y si yo supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.
A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!"
Mi título es, simplemente, la reproducción de uno de sus poemas. Un texto irónico, duro, cruel, que habla del amor en pareja. Del paso del tiempo, de la degradación, del miedo a sufrir, a perder la intimidad... en definitva, de un amor que con los años no es amor, sino servidumbre.
Me apetecía un texto de este poeta, en homenaje a un gran amigo... que me lo descubrió.
"De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación —y ya es decir—,
poner visillos blancos
y tomar criada, renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colemena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?
Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.
Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
—seguro de gustar— es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.
Si no fueses tan puta!
Y si yo supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.
A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!"
lunes, 16 de julio de 2007
Duende
Duende es un poeta pobre, que deambula por las calles del país. Ahora en Barcelona, ayer en Gijón, mañana donde quiera su pluma.
Quizá es el último de los románticos poetas perdidos. Vende sus poemas a cambio de unas moneditas. Y así vive...
"Le quité la máscara al amor
y encontré amistad
Desnudé la amistad
y te hallé a tí
Desde entonces ya no tiene sentido
la palabra soledad"
Quizá es el último de los románticos poetas perdidos. Vende sus poemas a cambio de unas moneditas. Y así vive...
"Le quité la máscara al amor
y encontré amistad
Desnudé la amistad
y te hallé a tí
Desde entonces ya no tiene sentido
la palabra soledad"
viernes, 13 de julio de 2007
El chico de Úbeda
Hoy, harto de mis poemas sin emoción ni vida, empiezo un breve repaso de pequeños versos que han cosquilleado mi corazón. Son versos que se cruzan en mi camino, como titanes que salvan a los débiles de la indiferencia.
Me inicio con los primeros versos que recuerda ahora mi memoria. Son de un artista, un cantante, un poeta. Voz quebrada, sonrisa pícara, barba de tres días y sombrero oscuro. Actúa en el papel de frívolo, pero cuando compone, habla de la oscuridad y crudeza de la vida. Armoniza música y letra. Un poeta con melodía, o un cantautor de poesía, siempre matando dos pájaros de un tiro.
"El agua apaga el fuego
y el ardor los años,
amor se llama el juego
en el que un par de ciegos
juegan a hacerse daño.
Y cada vez peor,
y cada vez más rotos.
Y cada vez más tú,
y cada vez más yo,
sin rastro de nosotros".
Me inicio con los primeros versos que recuerda ahora mi memoria. Son de un artista, un cantante, un poeta. Voz quebrada, sonrisa pícara, barba de tres días y sombrero oscuro. Actúa en el papel de frívolo, pero cuando compone, habla de la oscuridad y crudeza de la vida. Armoniza música y letra. Un poeta con melodía, o un cantautor de poesía, siempre matando dos pájaros de un tiro.
"El agua apaga el fuego
y el ardor los años,
amor se llama el juego
en el que un par de ciegos
juegan a hacerse daño.
Y cada vez peor,
y cada vez más rotos.
Y cada vez más tú,
y cada vez más yo,
sin rastro de nosotros".
miércoles, 11 de julio de 2007
Escribir
Después de algunos días sin mojar la tinta, (lo que en la red es algo parecido al suicidio), vuelvo a escribir.
"Vuelvo a escribir, asombrado por tanta belleza.
Escribo versos mientras mis pupilas te descubren.
Escribo versos cuando ando contigo, siguiendo tu ritmo
Escribo versos al soñar, y soñar que quizá sueñas conmigo.
Escribo versos que narran tu belleza insondable.
Escribo versos, para amarte
y escribir en la memoria de los tiempos que te amo".
"Vuelvo a escribir, asombrado por tanta belleza.
Escribo versos mientras mis pupilas te descubren.
Escribo versos cuando ando contigo, siguiendo tu ritmo
Escribo versos al soñar, y soñar que quizá sueñas conmigo.
Escribo versos que narran tu belleza insondable.
Escribo versos, para amarte
y escribir en la memoria de los tiempos que te amo".
viernes, 22 de junio de 2007
Enamorados
Salinas, Neruda, Machado, Bécquer... y tantos otros que han enamorado la vida a tantos enamorados. Va por ellos y por nosotros.
"Escribo versos de amor
para pensar que me amas,
como mis palabras te adoran
mientras exaltan lo que escondes.
Escribo versos de amor
para que nunca me leas
y convertir este dolor en un juego pueril.
Esos versos de amor..."
"Escribo versos de amor
para pensar que me amas,
como mis palabras te adoran
mientras exaltan lo que escondes.
Escribo versos de amor
para que nunca me leas
y convertir este dolor en un juego pueril.
Esos versos de amor..."
jueves, 21 de junio de 2007
Primeros versos
Saco del bolsillo de mi camisa de cuadros marrones y blancos pequeños, antigua y fea según mi hermana, una cuartilla con cuatro versos.
Andaba por la calle, dirigiéndome al trabajo, y el calor me inspiró. Son malos y no es una poesía redonda ni acabada. Pero es un buen inicio para este blog.
"Estrellas diminutas dibujan la noche,
los árboles huelen la brisa suave.
El silencio clama que te quiero.
Y tu mirada duerme en el mar de las nubes".
Andaba por la calle, dirigiéndome al trabajo, y el calor me inspiró. Son malos y no es una poesía redonda ni acabada. Pero es un buen inicio para este blog.
"Estrellas diminutas dibujan la noche,
los árboles huelen la brisa suave.
El silencio clama que te quiero.
Y tu mirada duerme en el mar de las nubes".
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